jueves, 8 de octubre de 2009

El pensamiento económico del Che sigue vigente


A 42 años de su cobarde asesinato en Bolivia

Caracas, 08 oct. 2009, Tribuna Popular TP/Fuente: ABN.-

“Díganle a Fidel que él verá una revolución triunfante en América Latina y díganle a mi mujer que se case de nuevo y que intente ser feliz”. Fueron palabras pronunciadas por Ernesto Guevara De la Serna, el Che, el 09 de octubre de 1967 antes de ser acribillado.

Pero no eran las últimas. Segundos después, conteniendo apenas su cuerpo sufriente por heridas en una pierna y con el asma que le asfixiaba, dio la última orden, esta vez a su verdugo: “Apunte y sostenga firme el arma: va a matar a un hombre”.

La ráfaga de ametralladora lo atravesó y se derrumbó de costado, para ser rematado finalmente por otros disparos. Tenía 39 años.

Hace 42 años de aquel hecho y hoy más que nunca vemos como su pensamiento adquiere mayor vigencia. Y no sólo el político, sino el económico, porque el Che fue un convencido marxista-leninista, que veía al socialismo como una etapa de efectivo tránsito entre el capitalismo y el comunismo, y creía que dicho tránsito debía ser encabezado por el cambio ideológico y moral, aunado con el cambio en la forma de producción y la propiedad social de los medios productivos.

Nueva dirección económica
Lector y estudioso incansable, se ocupó de la creación de un nuevo sistema y estilo de dirección de la economía, que pusiera al esquema económico de acuerdo a las necesidades sociales, privilegiando el modo de producción y las relaciones derivadas de éste, antes que la cantidad y calidad de los objetos producidos.

“El socialismo económico sin la moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria, pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación. Uno de los objetivos fundamentales del marxismo es hacer desaparecer el interés, el factor “interés individual” y provecho, de las motivaciones sicológicas. Marx se preocupaba tanto de los hechos económicos como de su traducción en la mente. Él llamaba eso un “hecho de conciencia”. Si el comunismo descuida los hechos de conciencia puede ser un método de repartición, pero deja de ser una moral revolucionaria.”, afirmó.

En este período, en el que fue Jefe del Departamento de Industrias del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), luego presidente del Banco Nacional de Cuba, y luego ministro de Industrias de ese país, elaboró el Sistema Presupuestario de Financiamiento.

Este sistema preveía la fusión de las micro y pequeñas empresas (en general unipersonales o familiares) de determinada rama de la agroindustria de regiones geográficas determinadas, de forma tal de poder utilizar los beneficios de la técnica y poder aumentar la productividad bajando los costos. Los fondos de estas nuevas empresas eran administrados directamente por el Departamento de Industrias del INRA.

El Che consideraba la planificación como condición imprescindible del tránsito de la economía capitalista a la socialista; según sostenía, la función de la planificación es romper los falsos equilibrios de las sociedades capitalistas impulsando la construcción consciente de la nueva sociedad comunista. Esto se expresaba, por ejemplo, en el financiamiento de áreas no rentables, que -sin embargo- permitieron construir relaciones de producción nuevas.

Asimismo, el Che le asignó al dinero en esta etapa de tránsito una naturaleza distinta a la del régimen capitalista, asumiendo que en éste el dinero es un producto de las relaciones de producción. En ese sentido, entendía que el dinero es una categoría social, condicionada históricamente por las relaciones mercantiles de producción. En tanto éstas aún están presentes en el período de transición, el dinero estará presente en dicho período. Sin embargo, en tanto se profundice el combate contra estas relaciones hasta su desaparición, el dinero también deberá desaparecer.
Bancos y salarios
El Che afirmaba que en la medida en que el dinero desaparece, el mismo sistema bancario debe desaparecer y su período de supervivencia estará determinado por la velocidad en la construcción de la sociedad comunista. Sin embargo, durante la etapa de supervivencia, el sistema bancario debe dejar de tener un papel hegemónico en la economía, no puede poseer capital propio (su capital es del Estado), y su papel está reservado al que le asigne el Estado, quien debe aprovechar su experiencia en los manejos contables y presupuestarios, considerando al Estado como propietario de la economía y al banco como instrumento en la construcción de la nueva sociedad.

En relación al salario, el Che lo consideraba -al igual que a la ley del valor y al dinero- una expresión de las antiguas relaciones mercantiles, y rémoras del capitalismo en la nueva sociedad: “El salario es un viejo mal, un mal que nace con el establecimiento del capitalismo, cuando la burguesía toma el poder destrozando el feudalismo, y no muere siquiera en la etapa socialista. Se acaba, como último resto, se agota, digamos, cuando el dinero cesa de circular, cuando se llegue a la etapa ideal, el comunismo.”

Para el período de transición, el Che propuso la confección de una única escala salarial de acuerdo a la cantidad y calidad del trabajo, para lo que establecía un coeficiente que permitía identificar qué tan complejo era el trabajo de un grupo de trabajadores. Proponía también la permanente elevación técnico cultural de los trabajadores, y el salario incorporaba diversos estímulos para ésta. Así como se estimuló el incremento de la producción a través del pago de primas por el sobrecumplimiento de las metas.

Trabajo voluntario
Otro de los temas -quizás el fundamental para el Che- era el trabajo voluntario como principal escuela en la formación del hombre nuevo, considerándolo además de un motor insustituible en el sistema de dirección económica por él ideado, un factor ideológico y moral constructor de la sociedad comunista.

El objeto del trabajo voluntario no era para el Che solamente romper los récords de productividad, sino que era una “escuela creadora de conciencia”. El trabajo -visto de esta forma- libera, no aliena, produce felicidad, y es el más alto aporte que un trabajador le puede brindar a la sociedad, en la lucha por trascender el régimen de explotación, “...porque el socialismo,... no se ha hecho simplemente para tener nuestras fábricas brillantes, se está haciendo para el hombre integral, el hombre debe transformarse conjuntamente con la producción que avance, y no haríamos una tarea adecuada si solamente fuéramos productores de artículos, de materias primas, y no fuéramos a la vez productores de hombres.”

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